Periodista, socio en 3Consultores y egresado del PADE 2016. En esta columna analiza cómo las expectativas influyen decisivamente en el comportamiento económico. A partir del contexto chileno reciente, plantea que más allá de las políticas aplicadas, son los discursos y señales que emiten los líderes los que pueden generar círculos virtuosos o frenar el desarrollo. Por ello, destaca la importancia de observar con atención los programas y propuestas concretas, ya que son las que permiten proyectar con mayor claridad el rumbo económico del país.
La famosa cita de James Carville ("Es la economía, estúpido") durante la campaña presidencial de Bill Clinton en 1992, si bien tenía que ver con las encuestas, también nos sirve para ilustrar la importancia de las expectativas en el crecimiento económico y sobre todo en las decisiones de inversión.
Carville ha sido citado frecuentemente por políticos y analistas a la hora de explicar los resultados de una elección o simplemente el pulso de una encuesta, pero aquí no estamos hablando solo de política.
Como dijo Robert Lucas, premio Nobel de Economía en 1995, "Las expectativas son fundamentales para entender la economía... La forma en que la gente desarrolla sus expectativas sobre el futuro es crucial para determinar el comportamiento de la economía". Sabemos que las expectativas positivas pueden generar un círculo virtuoso en la economía.
La elección, hace algo más de tres años, de Gabriel Boric como presidente de Chile generó expectativas negativas entre los inversionistas debido a su propuesta de reforma constitucional que buscaba cambiar las bases de la economía y terminar con el sistema de mercado.
Sin embargo, muchos afirman que Boric parece haber corregido el rumbo y adoptado políticas más cercanas al mercado y la ortodoxia neoliberal, lo que es fuertemente contestado no solo por sus críticos sino también por múltiples analistas que sostienen que el gobierno persiste en un sesgo antimercado y asignándole al estado un rol crucial en varios sectores. A pesar de esto, en su discurso de cuenta al país, el presidente Boric afirma haber logrado cambiar las expectativas y entregar un país mejor.
En contraste, la posible elección de figuras como Matthei, Kast o incluso Carolina Tohá genera expectativas positivas, ya que parecen estar de acuerdo en mantener el sistema de mercado.
Es notable cómo las expectativas pueden influir en la economía y cómo los líderes políticos pueden cambiar el rumbo de la economía a través de sus políticas y discursos. En este caso, la corrección del rumbo por parte de Boric parece haber tenido un impacto positivo, pero la pregunta es si esto se debe a sus políticas actuales o sencillamente a su capacidad, desde el discurso, para cambiar las expectativas.
Por ello la pregunta crucial es: ¿Existe la certeza de que desde Kast a Tohá, pasando por Matthei, el modelo está "asegurado"? En el mundo empresarial existe una nostalgia mayor que en el político hacia los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet 1, será razonable pensar que independientemente de quien sea elegido, existe la certeza de que esa forma de gobernar volverá a la Moneda.
Las respuestas están en los programas y recomiendo fervientemente leerlos antes de hacer política de salón.